Vero está embarazada y se casa.
¿Quién es Vero? Poco importa, basta decir que tiene 20 o 21 años y que iba conmigo al colegio (y cuando digo colegio, me refiero a la primaria). Es la típica chica que podrías cruzarte un día cualquiera por la calle y no repararías en su presencia. Una más. Como tantas.
Pero Vero está embarazada y se casa y dice ser la mujer más feliz de este mundo. A todas horas inunda facebook con frases empalagosas (“¡¡Mi rexito tEqUieRo!!”) y hasta crea un grupo llamado “para todas las que no podemos vivir sin él”. Así pues, las primeras palabras que dirige a otra persona (servidora) después de 8 o 9 años sin mediar conversación alguna, son referentes a su próxima unión.
Vero está embarazada y se casa y su próximo marido es mucho mayor o, al menos, ello intuyo al ver sus fotos. Lo poco que se, es que peruano y que llevan juntos año y medio. En cuanto a ella, no he indagado si ha estudiado más allá de la ESO, pero es fácil suponer que no.
Y ante este panorama, Alba, que ni se casa ni quiere hacerlo aún (¡y ya ni digamos de tener un hijo!) no sabe cómo tomarse la situación.
Por un lado, ve a Vero estúpida, por dejar su futuro en manos de un hombre y volcarse tanto en él. Por no preocuparse en más que en hacerle feliz y en formar su propia familia, sin atenderse a ella misma (como persona individual). Porque en cualquier momento todo puede cambiar y Vero puede verse sola, con un hijo y sin nada con lo que mantenerse.
Pero, por otro lado, ve a Vero y siente envidia. Porque ella vive en una inocencia y en una felicidad que Alba nunca llegará a conocer. Porque Alba tiene demasiada autoestima y se quiere demasiado a si misma como para que su vida dependa hasta ese punto de otra persona. Alba cree que debe triunfar en el trabajo y no se resigna a ser una simple ama de casa. Cree que debe formar una familia perfecta y conseguir dinero. Y ahí, Vero gana.
Porque para Vero la felicidad consiste, ni más ni menos, que en lo que ya tiene. En su futuro marido, en su hijo y en su nueva familia. Para Alba, la felicidad es algo que nunca conseguirá por completo, porque aspira a algo demasiado perfecto y no se conforma con lo que ella cree que es poco (con lo de Vero).
Y yo me pregunto… ¿Acaso la finalidad que tenemos todos, en esta vida, no es ser feliz?, ¿por qué nos complicamos tanto?, ¿por qué no puedo contentarme con una vida corriente?, ¿por qué necesito ser más que la media?, ¿por qué no puedo ser una Vero más?
¿Quién es Vero? Poco importa, basta decir que tiene 20 o 21 años y que iba conmigo al colegio (y cuando digo colegio, me refiero a la primaria). Es la típica chica que podrías cruzarte un día cualquiera por la calle y no repararías en su presencia. Una más. Como tantas.
Pero Vero está embarazada y se casa y dice ser la mujer más feliz de este mundo. A todas horas inunda facebook con frases empalagosas (“¡¡Mi rexito tEqUieRo!!”) y hasta crea un grupo llamado “para todas las que no podemos vivir sin él”. Así pues, las primeras palabras que dirige a otra persona (servidora) después de 8 o 9 años sin mediar conversación alguna, son referentes a su próxima unión.
Vero está embarazada y se casa y su próximo marido es mucho mayor o, al menos, ello intuyo al ver sus fotos. Lo poco que se, es que peruano y que llevan juntos año y medio. En cuanto a ella, no he indagado si ha estudiado más allá de la ESO, pero es fácil suponer que no.
Y ante este panorama, Alba, que ni se casa ni quiere hacerlo aún (¡y ya ni digamos de tener un hijo!) no sabe cómo tomarse la situación.
Por un lado, ve a Vero estúpida, por dejar su futuro en manos de un hombre y volcarse tanto en él. Por no preocuparse en más que en hacerle feliz y en formar su propia familia, sin atenderse a ella misma (como persona individual). Porque en cualquier momento todo puede cambiar y Vero puede verse sola, con un hijo y sin nada con lo que mantenerse.
Pero, por otro lado, ve a Vero y siente envidia. Porque ella vive en una inocencia y en una felicidad que Alba nunca llegará a conocer. Porque Alba tiene demasiada autoestima y se quiere demasiado a si misma como para que su vida dependa hasta ese punto de otra persona. Alba cree que debe triunfar en el trabajo y no se resigna a ser una simple ama de casa. Cree que debe formar una familia perfecta y conseguir dinero. Y ahí, Vero gana.
Porque para Vero la felicidad consiste, ni más ni menos, que en lo que ya tiene. En su futuro marido, en su hijo y en su nueva familia. Para Alba, la felicidad es algo que nunca conseguirá por completo, porque aspira a algo demasiado perfecto y no se conforma con lo que ella cree que es poco (con lo de Vero).
Y yo me pregunto… ¿Acaso la finalidad que tenemos todos, en esta vida, no es ser feliz?, ¿por qué nos complicamos tanto?, ¿por qué no puedo contentarme con una vida corriente?, ¿por qué necesito ser más que la media?, ¿por qué no puedo ser una Vero más?